Breviario para entender y defender las retenciones*
Anteriores al estado nacional, los "derechos de importación y exportación" fueron motivo de las más intensas y férreas pujas en la historia del país. Desde la disputa por el control de la aduana en los albores del estado argentino, hasta la actual protesta del campo, estos gravámenes son sinónimo de conflicto y enfrentamiento. En 1853 la CN los consagra en su artículo 4 y, no casualmente, es el primer recurso que se menciona al enumerar aquellos que contribuyen al sostenimiento del estado nacional. Recurso exclusivo y excluyente de la nación, no integra la masa de ingresos que obligatoriamente deben redistribuirse a las provincias por la vía de la coparticipación federal. Para 2008 se estima que su peso relativo en el total de ingresos colectados por el estado nacional va a rondar el 17%. Unos 45.000 millones de pesos en tránsito directo y sin escalas al tesoro de la nación. Las provincias no los ven pero los sienten. De ahí buena parte del origen de la protesta de las provincias contra estos tributos, vulgarmente llamados "retenciones al comercio exterior".
En este marco, veamos dos cuestiones centrales: desde un punto de vista económico para qué sirven (si sirven) y desde una perspectiva política, para qué resultaría deseable que sirvan
La mirada desde la economía
Digámoslo rápido: bajo las condiciones actuales de incremento y volatilidad de los precios internacionales de los principales exportables argentinos (soja, maíz, trigo, aceites, minerales, combustibles, carnes), los derechos sobre el comercio exterior resultan un instrumento adecuando y eficiente a varios fines. A saber.
- Tienden a evitar que el alza de los precios internacionales se traslade al mercado doméstico y de ese modo ayudan a sostener el poder adquisitivo de la población.
- Generan un efecto redistributivo positivo, en tanto hacen que contribuyan en mayor medida al financiamiento del gasto público quienes más ganan.
- Mejoran la situación financiera del sector público, en tanto incrementan los ingresos y por ende el superávit y su potencial uso en pos de mejorar la calidad de vida del pueblo.
- En tanto tengan alícuotas diferenciadas y tratamientos diversos, constituyen un potente inductor de comportamientos deseables para los actores económicos; en virtud de lograr un uso racional de los recursos escasos y/o no renovables.
Sus detractores afirman que desalientan la inversión y promueven el estancamiento productivo. Este argumento es el mismo que arguyen ante cada impuesto, siempre que algún sector siente vulnerada la que considera su tasa de ganancia. En tanto existan márgenes de ganancia razonables, el argumento tiene más de ideológico y de protección de intereses que otra cosa.
La mirada desde la política
Esas virtudes, en una coyuntura como la actual, habilitan a pensar en al menos tres objetivos a conseguir en el marco de la vigencia de esta medida, a saber:
- Ampliar la base de sustentación del proyecto nacional, en tanto la cadena de valor del campo permite diferenciar tratamientos. Diferenciando la situación de los pequeños y medianos productores, por ejemplo, y evitando la confrontación en bloque.
- Potenciar la infraestructura (vial, de transportes, tecnológica, etc.) que posibilite una reducción de los costos a largo plazo para el sector primario y la economía en su conjunto. Mediante la reasignación de parte de esos fondos a sectores y regiones que requieren ser potenciados con vistas al largo plazo y en el marco del sostén del crecimiento económico (que implica mayor producción, mejor tecnología, más volúmenes transportables, más y mejores servicios portuarios, etc.) y exigiendo a cambio el cumplimiento de compromisos de inversión y redistribución (en los salarios rurales, por ejemplo).
- Avanzar en las adecuaciones (reformas) tributarias que vayan generando las condiciones de sustentabilidad fiscal de largo plazo, atendiendo a las cuestiones pendientes que el país tiene en la materia: justicia distributiva; aliento a la inversión productiva y a los nuevos emprendimientos pymes; desaliento a la especulación y fortalecimiento del federalismo fiscal, al menos. Después de todo, cómo no defender la captura de parte de la renta del suelo (y subsuelo) sin hacer lo propio con la financiera?; tan generosamente tratada por nuestro sistema tributario.
* Texto aportado por Gabriel Delecraz, Vicepresidente Bloque Frente para La Victoria H.C.D. Ezeiza, realizado por Alejandro Otero, Contador Público. Magíster Scientiarium en Administración Pública. Profesor Regular UBA. Ex Director General de Rentas de la Ciudad Autónoma de Bs. As. Asesor del Instituto AFIP.
SECRETARÍA DE COMUNICACIÓN DEL MOCASE VIA CAMPESINA MIEMBRO DEL MNCI MOVIMIENTO NACIONAL CAMPESINO INDÍGENA.
SOBRE EL MAL LLAMADO "PARO DEL CAMPO"
MILES Y MILES DE FAMILIAS CAMPESINAS Y PEQUEÑAS PRODUCCIONES DE LA ARGENTINA NO DAMOS LA REPRESENTATIVIDAD NI A LA FAA NI A LA CRA.
¿HORA SE PREOCUPAN DE NOSOTROS, LUEGO QUE NOS MANDARON A TIPOS COMO LOS HERMANOS LÓNDERO A QUIMILÍ Y A CAMPO GALLO?
¿AHORA DICEN ESTAR PREOCUPADOS POR NUESTRA DESAPARICIÓN? NOSOTROS ESTAMOS BIEN ORGANIZADOS, NO NECESITAMOS NI DE FAA, NI DE CRA, ELLOS HAN TRAICIONADO EL PROYECTO DE PRODUCCION DE ALIMENTOS DIVERSIFICADO EN ARGENTINA, ELLOS HAN VENIDO AL CHACO ARGENTINO CON ARMAS EN LAS MANOS PARA DESALOJARNOS
¿Retenciones, control estatal de las exportaciones (monopolio de la Junta Nacional de Granos) o reino del 'mercado'?
La actitud de los señores dueños de la tierra de la Argentina no deja de sorprender por su reiterada e inveterada audacia en la defensa de sus bolsillos, con una hipocresía digna de los mejores falsarios de la historia. El aumento gradual de las retenciones y en particular las correspondientes a la soja ha disparado a la 'lucha' a la sempiterna antisolidaria oligarquía terrateniente nacida en nuestro país. La acompaña una vez más la desorientada Federación Agraria Argentina, que hace años no se atreve a separase de los oligarcas y hacer un planteo digno de reclamo de tierras, de límites a la extensión de los latifundios, de cese y recuperación de las enormes cantidades de tierras extranjerizadas y de cambio general de la política agropecuaria. Durante el largo ciclo de la convertibilidad y de la expansión de la sojización, la FAA miró para otro lado, dejando hacer al 'mercado' y al modelo neoliberal que se cargó casi 300.000 productores pequeños y medianos, la mayoría de ellos afiliados a ella.
Hace apenas poco tiempo se atrevió a cuestionar los lineamientos de la Argentina sojera pergeñada por Henry Kissinger, el grupo Perriaux, la SRA, AAPRESID, Cargill, Monsanto, Dreyfus, la FAUBA, Clarín Rural, Urquía y demás demiurgos de la recolonización nacional. De tal manera, el tránsito de la Argentina industrial tecnológica y científica existente entre 1945 a 1989, a la Argentina factoría agro-exportadora actual, contó -luego de la Marcha Federal de 1994- con la mirada complaciente de la FAA. Esta política permitió la devastación de los pequeños y medianos productores y el tránsito de una producción centrada en el desarrollo de alimentos en gran cantidad y de gran calidad, hacia un 'campo' que produce forraje barato –'pasto soja'- para vender a China, India y la UE subsidiando de tal forma la industrialización de estos países a costa de nuestra industrialización, nuestra producción lechera, ganadera, porcina, frutal, hortícola, ovina y regional.
Se repite el modelo de siempre en el campo, donde la SRA -la vieja oligarquía terrateniente- se opone a cualquier control por parte del Estado de su tasa de ganancia lograda a costa del esfuerzo de toda la nación y en particular, mediante el monopolio absoluto de la renta agraria por su dominio total sobre las tierras existentes en la nación. Lo reiteramos una vez más, oligarquía terrateniente implica por ejemplo que 6900 propietarios (familias, empresas o empresas-familias) sean dueñas del 49.7 % de la superficie cultivable y productiva del país, o que según el Censo Agropecuario de 2002, 936 terratenientes poseen 35.515.000 Has (casi toda la superficie en cultivo), un promedio de 38.000 has c/u. Por el contrario 137.021 agricultores poseen sólo 2.288.000 has, con un promedio de 16.7 has c/u. (2)(pag158) En 1966 poseíamos más de 600.000 productores agropecuarios, hoy sólo restan 330.000, de tal forma la oligarquía terrateniente recuperó con creces las tierras que Perón había obligado a venderles a los chacareros arrendatarios a través del 1º y 2º Plan Quinquenal.
En lugar de enfrentar a la SRA y CARBAP, denunciando la concentración y brutal extranjerización de la tierra, unidas a la destrucción de un modelo soberano de producción de alimentos y su reemplazo por un modelo factoría productor de forrajes baratos para la exportación, la Federación Agraria Argentina se une a los terratenientes y multinacionales granarias que se adueñan hoy de la renta agraria en lucha contra las retenciones. Renta con la que, conviene recordar, junto a la petrolera, el peronismo industrializó la nación entre 1945 y 1955.
Por supuesto que las retenciones son sólo una medida frente a la necesidad de articular un Plan Nacional de Desarrollo Agropecuario, que debe obligatoriamente incluir la restitución de las Juntas Nacionales de Granos y de Carnes, la nacionalización del comercio exterior en ambos rubros, políticas que permitan el acceso democrático, barato y con créditos de largo aliento a la tierra para volver a tener cientos de miles de productores, repoblar el país y reconstruir la soberanía alimentaria y las economías regionales. También deben estar acompañadas de subsidios, políticas de reforestación de la superficie devastada por la sojización, de políticas de saneamiento de áreas infectadas por millones de litros de agrotóxicos y transgénicos, y de devolución de las cientos de miles de hectáreas robadas a los pueblos originarios en las últimas décadas.
La correcta política de retenciones graduales –primera medida seria tomada contra la sojización-, se debe acompañar también de créditos y subsidios amplios para las actividades afectadas por el monocultivo sojero, tales como la lechería, la ganadería, la horticultura, la fruticultura, la forestación y demás actividades afectadas. Pero sin duda alguna –pese a los gritos exasperados del lobby monsantiano, cargilliano y terrateniente-, es una mejora neta respecto de la política seguida hasta ahora y por supuesto mucho mejor, que 'dejar todo al sector privado' como proponen los dueños de la tierra, desde siempre, apoyados por Macri, Carrió, López Murphy, el menemismo, el cavallismo y el delasotismo.
> Salir de la sojización.
Pero tal vez, el dato más importante de las medidas anunciadas por el Ministro Losteau se refieran a que por primera vez desde la legalización ilegal de la soja RR en 1995, el gobierno ha decidido tomar medidas que desalientan la expansión del monocultivo de soja transgénica forrajera. Y ese es un hecho importante que saludamos. Que una medida tan importante, haya sido tomada en simultáneo con la descarada entrega de los yacimientos petroleros de la Cuenca del Golfo de San Jorge, por parte de la ultarkirchnerista provincia de Santa Cruz, habla a las claras, de la perversidad del modelo económico vigente en nuestro país, y de la estrecha relación del gobierno con las multinacionales y su doble discurso permanente. Pero en el tema de la sojización por primera vez desde 1995, se adopta una medida que desalienta el avance descontrolado del pequeño -y devastador- poroto. Esto es así pese a los previsibles gritos policíacos del Ing Héctor Huergo que, en un ejercicio extraño del pensamiento económico y agronómico, nos amenaza con que el abandono de la 'sojización' nos devolvería a la 'edad media'.
El descaro de los demiurgos de la colonización cultural –a su vez empleados de Monsanto y Kissinger- no tiene límites. Una medida como el aumento diferencial de las retenciones –reclamada por quien esto escribe durante varios años- no sólo no nos devuelve a la 'edad media', sino que por el contrario, nos alejaría de la 'edad media' en que nos sumiera la desindustrialización y el retorno a la nación agro-exportadora. Es decir exactamente al revés de lo que Huergo vomita desde Clarín Rural. El aumento diferencial de las retenciones –a falta de nacionalización del comercio exterior de granos- permite disponer de fondos para alentar otras actividades económicas, tales como la reindustrialización del país u otras actividades agropecuarias que requieren de mayor valor agregado, mayor aporte de capital y utilizan mayor cantidad de mano de obra. Por el contrario como ya explicáramos reiteradamente en otros artículos, impulsar la sojización depreda la mano de obra y la pequeña y mediana producción, además de devastar al ecosistema y a la salud humana.
Lo reiteramos una vez más: el sistema de la SD-sojaRR-herbicida glifosato, destruye 4 de cada 5 puestos de trabajo existentes y sólo crea un puesto de trabajo cada 500-600 has, siendo sólo viables y autosuficientes para este sistema, las explotaciones que superan las 500 has según la región agroecológica. Por el contrario la economía familiar genera 35 puestos de trabajo genuinos por cada 100has. Pero el gobierno debe saber que salir de la sojización implica antes que nada, redistribuir la tierra y repoblar el territorio nacional devastado por el pequeño poroto. En el colmo del descaro y la desinformación agronómica se dice: 'le explico si me permite(...) las vacas no hacen fotosíntesis (sic!!) una hectárea de maíz con la tecnología actual produce 10.000 kilos de grano. Un novillo encerrado en un corral convierte 7 kilos de maíz en uno de carne. Por lo tanto una hectárea de maíz da 1500 kilos de carne.'(1) ¿Y la sojización, amigo Huergo donde está?
El viejo método goebbelliano de 'miente, miente, miente, que algo quedará' sigue siendo el arma preferida del poder multinacional. Esto es en parte cierto para el maíz, pero no para la soja que se exporta toda (99% de la producción) sin ningún otro agregado que el hacerla aceite o harina y casi sin producir un solo kilo de carne, como sí hacen Brasil (segundo productor mundial de carne) o Chile (en este caso con la soja que nos compra). De allí que las retenciones diferenciadas planteadas por Lousteau, estimulen al maíz y al trigo en contra de la soja, pero esto afecta a Monsanto-Cargill y por supuesto a las comisiones que cobran sus propagandistas y agentes. En segundo lugar, la carne que hacíamos 'criada a campo' (la 'edad media' para Huergo) era sin dudas la mejor carne del mundo ya que el animal se criaba en libertad, elegía lo que quería comer, se movía y se criaba naturalmente, produciendo un tipo especial de carne que nos caracteriza en el mundo.
Hoy, en un planeta acorralado por la crisis ambiental global, esa carne tiene un valor agregado extra. Si decidiéramos un plan nacional de producción de carne de primera calidad en praderas, recuperaríamos nuestro lugar en el mercado mundial, obteniendo grandes beneficios económicos, sociales y ecológicos. La ganadería genera muchos más puesto de trabajo que la devastación sojera y muchos más aun, si se estimulara el surgimiento de un gran número de pequeños productores. Por otra parte, lo que Huergo llama 'novillo a corral' es el famoso feed-lot o 'corral de engorde' que, a diferencia del animal criado en pradera produce carne chatarra o carne basura. Carne repleta de antibióticos, hormonas, reguladores de crecimiento, agrotóxicos de todo tipo, etc., etc. Sabrá Huergo ¿que la Argentina, no sólo es la primera en el mundo en muertes de tránsito –debido en primer lugar a la destrucción ferroviaria sin cuya desaparición no habría sido posible la sojización- sino también es en la actualidad, el país con mayor tasa de cáncer en su población? ¿No se le habrá ocurrido al señor Huergo pensar que tamaña tragedia tiene algo que ver con la terrible contaminación por agrotóxicos que ha provocado la sojización y su consecuencia directa el feed-lot?. Este proceso afecta lo que respiramos, lo que bebemos y lo que comemos.
Claro, es probable que este último argumento suene demasiado complejo para la lógica 'simple' de la 'mayor tasa de ganancia en el menor tiempo y con cualquier costo ambiental y social –total no lo pagamos-' que utiliza nuestra sempiterna parasitaria y estéril oligarquía terrateniente. Pese a lo que dice Huergo, la soja no sólo no crea pueblos sino que los devasta y los liquida, como puede verse en las miles de taperas que pueblan hoy nuestro campo y los más de 1200 pueblos abandonados. No sólo no nos saca de la edad media, sino que nos devuelve a ella como lo prueban las actuales inundaciones de Salta y Jujuy –y las anteriores de Salta y Santa Fe y las que vendrán-consecuencia directa de la deforestación y la Siembra Directa.
La 'pobreza' del 'campo' de ellos.
> Por último, de ¿qué paro del campo hablamos?. En todo el país sólo restan 330.000 explotaciones, las que sólo emplean a 310.000 trabajadores en blanco que ganan alrededor de 1200$ mensuales, mientras hay algo más de 700.000 trabajadores en negro que viven miserablemente y trabajan sólo un período del año gracias al 'poroto mágico'. Ambos sectores prácticamente se han visto imposibilitados de defender sus derechos ante el achicamiento descomunal de las fuentes de trabajo que ha producido la sojización y la numerosa destrucción de establecimientos que la acompañaron.
El nivel de ingresos del sector que ejerce el control sobre la propiedad de la tierra y por ende de la producción, es escandaloso y como siempre suntuario. Ya en la campaña 2004-2005 los propietarios de la región pampeana, en el centro del proceso de la sojización, recibieron en concepto de Renta Terrateniente o renta de la tierra por el arrendamiento de las mejores tierras del mundo, la suma de algo más de 3000.000.000 de U$S, más de 10.000 millones de pesos. (2) Es decir una masa sideral de dinero sin invertir ni arriesgar un solo peso. En la actualidad esas cifras son mucho mayores, ya que hoy una hectárea en la zona sojizada de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe o Entre Ríos se vende a razón de entre 15.000 a 20.000 USS y se arrienda -para hacer soja- a razón de 20 Quintales la Ha, es decir unos 600 USS/ha. (3)
Para dar un ejemplo, sólo por arrendar 300 has el propietario recibe un ingreso parásito (sin invertir ni arriesgar un solo peso) de 180.000 USS o unos 570.000 pesos por ciclo sojero. Esa descomunal masa de dinero, imposible de obtener en cualquier otra actividad productiva -y ese es el diseño multinacional para paralizar nuestra reindustrialización- no se destina a mano de obra, ni inversiones productivas, a excepción de algunas cosechadoras o maquinarias importadas de altísimo costo y muchas veces renovadas innecesariamente, sólo por poseer la máquina '0 km'. Sí se invierte, en varias camionetas 4x4 por familia (hasta 6-7 en algunas), en casas suntuarias, en edificios de renta y en 'gatos finos' que ahora hacen su aparición en las localidades de la cuenca sojera, para beneplácito de los productores.
Por el contrario los capataces son echados, indemnizados y transformados en contratistas cuentapropistas con lo cual el terrateniente dispone de las labores sin arriesgar un solo peso, sin incluir costo social alguno y sin tener que poseer un parque de herramientas de alto costo y nivel de mantenimiento, que lo obligaría a tener mano de obra permanente. Sí a eso se suma que la mayoría no paga impuestos o lo hace por actividad ganadera y no agrícola, con tasas irrisorias de impuesto inmobiliario, y que las multinacionales exportadoras pagan impuestos en función de declaración jurada, se comprenderá que la sojización deja muy poca riqueza real, valor agregado productivo en la sociedad argentina. A su vez los trabajadores rurales son echados sin indemnización y contratados en negro cuando se los necesita, muy poco tiempo por cierto.
El hecho que las dos terceras partes de los trabajadores vinculados a la sojización trabajen en negro, tiene que ver a su vez con las necesidades un negocio que evade impuestos o se realiza mayoritariamente en negro.(4) De allí la necesidad casi imperiosa para la economía nacional, de apropiarse de esa renta suntuaria e ilegítima en beneficio de la nación. ¿Qué hará el gobierno con esa renta?, es otra discusión, que no afecta el valor macroeconómico de la medida tomada. Como vemos, poco ha cambiado en la relación de la nación con la vieja oligarquía terrateniente, ahora asociada a algunos pools empresarios. Ella sigue allí y tan poderosa como siempre, pese a que la señora Carrió y algunos medios interesados -y asociados a ella- digan que ya no existe. La oligarquía una vez más, usa su poder económico contra el pueblo y la nación, reclamando quedarse con la totalidad de los precios internacionales para sus productos en el mercado interno, lo que supone, y ellos lo saben, el hambre para el pueblo y la castración de la nación, como lo hizo siempre. Sigue siendo como señalara el maestro Hernández Arregui, que para la SRA, 'esa clase estéril e infecunda, siempre que el pueblo comió vio demagogia.'
>
> 1.- Huergo Héctor Clarín Rural, 15-3-08
> 2- Pengue Walter, Agricultura Industrial y Transnacionalización en América Latina. Red de Formación Ambiental. México 2005
> 3.- Clarín Rural 15-3-08, pag28
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¿Retenciones, control estatal de las exportaciones (monopolio de la Junta Nacional de Granos) o reino del 'mercado'?
La actitud de los señores dueños de la tierra de la Argentina no deja de sorprender por su reiterada e inveterada audacia en la defensa de sus bolsillos, con una hipocresía digna de los mejores falsarios de la historia. El aumento gradual de las retenciones y en particular las correspondientes a la soja ha disparado a la 'lucha' a la sempiterna antisolidaria oligarquía terrateniente nacida en nuestro país. La acompaña una vez más la desorientada Federación Agraria Argentina, que hace años no se atreve a separase de los oligarcas y hacer un planteo digno de reclamo de tierras, de límites a la extensión de los latifundios, de cese y recuperación de las enormes cantidades de tierras extranjerizadas y de cambio general de la política agropecuaria. Durante el largo ciclo de la convertibilidad y de la expansión de la sojización, la FAA miró para otro lado, dejando hacer al 'mercado' y al modelo neoliberal que se cargó casi 300.000 productores pequeños y medianos, la mayoría de ellos afiliados a ella.
Hace apenas poco tiempo se atrevió a cuestionar los lineamientos de la Argentina sojera pergeñada por Henry Kissinger, el grupo Perriaux, la SRA, AAPRESID, Cargill, Monsanto, Dreyfus, la FAUBA, Clarín Rural, Urquía y demás demiurgos de la recolonización nacional. De tal manera, el tránsito de la Argentina industrial tecnológica y científica existente entre 1945 a 1989, a la Argentina factoría agro-exportadora actual, contó -luego de la Marcha Federal de 1994- con la mirada complaciente de la FAA. Esta política permitió la devastación de los pequeños y medianos productores y el tránsito de una producción centrada en el desarrollo de alimentos en gran cantidad y de gran calidad, hacia un 'campo' que produce forraje barato –'pasto soja'- para vender a China, India y la UE subsidiando de tal forma la industrialización de estos países a costa de nuestra industrialización, nuestra producción lechera, ganadera, porcina, frutal, hortícola, ovina y regional.
Se repite el modelo de siempre en el campo, donde la SRA -la vieja oligarquía terrateniente- se opone a cualquier control por parte del Estado de su tasa de ganancia lograda a costa del esfuerzo de toda la nación y en particular, mediante el monopolio absoluto de la renta agraria por su dominio total sobre las tierras existentes en la nación. Lo reiteramos una vez más, oligarquía terrateniente implica por ejemplo que 6900 propietarios (familias, empresas o empresas-familias) sean dueñas del 49.7 % de la superficie cultivable y productiva del país, o que según el Censo Agropecuario de 2002, 936 terratenientes poseen 35.515.000 Has (casi toda la superficie en cultivo), un promedio de 38.000 has c/u. Por el contrario 137.021 agricultores poseen sólo 2.288.000 has, con un promedio de 16.7 has c/u. (2)(pag158) En 1966 poseíamos más de 600.000 productores agropecuarios, hoy sólo restan 330.000, de tal forma la oligarquía terrateniente recuperó con creces las tierras que Perón había obligado a venderles a los chacareros arrendatarios a través del 1º y 2º Plan Quinquenal.
En lugar de enfrentar a la SRA y CARBAP, denunciando la concentración y brutal extranjerización de la tierra, unidas a la destrucción de un modelo soberano de producción de alimentos y su reemplazo por un modelo factoría productor de forrajes baratos para la exportación, la Federación Agraria Argentina se une a los terratenientes y multinacionales granarias que se adueñan hoy de la renta agraria en lucha contra las retenciones. Renta con la que, conviene recordar, junto a la petrolera, el peronismo industrializó la nación entre 1945 y 1955.
Por supuesto que las retenciones son sólo una medida frente a la necesidad de articular un Plan Nacional de Desarrollo Agropecuario, que debe obligatoriamente incluir la restitución de las Juntas Nacionales de Granos y de Carnes, la nacionalización del comercio exterior en ambos rubros, políticas que permitan el acceso democrático, barato y con créditos de largo aliento a la tierra para volver a tener cientos de miles de productores, repoblar el país y reconstruir la soberanía alimentaria y las economías regionales. También deben estar acompañadas de subsidios, políticas de reforestación de la superficie devastada por la sojización, de políticas de saneamiento de áreas infectadas por millones de litros de agrotóxicos y transgénicos, y de devolución de las cientos de miles de hectáreas robadas a los pueblos originarios en las últimas décadas.
La correcta política de retenciones graduales –primera medida seria tomada contra la sojización-, se debe acompañar también de créditos y subsidios amplios para las actividades afectadas por el monocultivo sojero, tales como la lechería, la ganadería, la horticultura, la fruticultura, la forestación y demás actividades afectadas. Pero sin duda alguna –pese a los gritos exasperados del lobby monsantiano, cargilliano y terrateniente-, es una mejora neta respecto de la política seguida hasta ahora y por supuesto mucho mejor, que 'dejar todo al sector privado' como proponen los dueños de la tierra, desde siempre, apoyados por Macri, Carrió, López Murphy, el menemismo, el cavallismo y el delasotismo.
> Salir de la sojización.
Pero tal vez, el dato más importante de las medidas anunciadas por el Ministro Losteau se refieran a que por primera vez desde la legalización ilegal de la soja RR en 1995, el gobierno ha decidido tomar medidas que desalientan la expansión del monocultivo de soja transgénica forrajera. Y ese es un hecho importante que saludamos. Que una medida tan importante, haya sido tomada en simultáneo con la descarada entrega de los yacimientos petroleros de la Cuenca del Golfo de San Jorge, por parte de la ultarkirchnerista provincia de Santa Cruz, habla a las claras, de la perversidad del modelo económico vigente en nuestro país, y de la estrecha relación del gobierno con las multinacionales y su doble discurso permanente. Pero en el tema de la sojización por primera vez desde 1995, se adopta una medida que desalienta el avance descontrolado del pequeño -y devastador- poroto. Esto es así pese a los previsibles gritos policíacos del Ing Héctor Huergo que, en un ejercicio extraño del pensamiento económico y agronómico, nos amenaza con que el abandono de la 'sojización' nos devolvería a la 'edad media'.
El descaro de los demiurgos de la colonización cultural –a su vez empleados de Monsanto y Kissinger- no tiene límites. Una medida como el aumento diferencial de las retenciones –reclamada por quien esto escribe durante varios años- no sólo no nos devuelve a la 'edad media', sino que por el contrario, nos alejaría de la 'edad media' en que nos sumiera la desindustrialización y el retorno a la nación agro-exportadora. Es decir exactamente al revés de lo que Huergo vomita desde Clarín Rural. El aumento diferencial de las retenciones –a falta de nacionalización del comercio exterior de granos- permite disponer de fondos para alentar otras actividades económicas, tales como la reindustrialización del país u otras actividades agropecuarias que requieren de mayor valor agregado, mayor aporte de capital y utilizan mayor cantidad de mano de obra. Por el contrario como ya explicáramos reiteradamente en otros artículos, impulsar la sojización depreda la mano de obra y la pequeña y mediana producción, además de devastar al ecosistema y a la salud humana.
Lo reiteramos una vez más: el sistema de la SD-sojaRR-herbicida glifosato, destruye 4 de cada 5 puestos de trabajo existentes y sólo crea un puesto de trabajo cada 500-600 has, siendo sólo viables y autosuficientes para este sistema, las explotaciones que superan las 500 has según la región agroecológica. Por el contrario la economía familiar genera 35 puestos de trabajo genuinos por cada 100has. Pero el gobierno debe saber que salir de la sojización implica antes que nada, redistribuir la tierra y repoblar el territorio nacional devastado por el pequeño poroto. En el colmo del descaro y la desinformación agronómica se dice: 'le explico si me permite(...) las vacas no hacen fotosíntesis (sic!!) una hectárea de maíz con la tecnología actual produce 10.000 kilos de grano. Un novillo encerrado en un corral convierte 7 kilos de maíz en uno de carne. Por lo tanto una hectárea de maíz da 1500 kilos de carne.'(1) ¿Y la sojización, amigo Huergo donde está?
El viejo método goebbelliano de 'miente, miente, miente, que algo quedará' sigue siendo el arma preferida del poder multinacional. Esto es en parte cierto para el maíz, pero no para la soja que se exporta toda (99% de la producción) sin ningún otro agregado que el hacerla aceite o harina y casi sin producir un solo kilo de carne, como sí hacen Brasil (segundo productor mundial de carne) o Chile (en este caso con la soja que nos compra). De allí que las retenciones diferenciadas planteadas por Lousteau, estimulen al maíz y al trigo en contra de la soja, pero esto afecta a Monsanto-Cargill y por supuesto a las comisiones que cobran sus propagandistas y agentes. En segundo lugar, la carne que hacíamos 'criada a campo' (la 'edad media' para Huergo) era sin dudas la mejor carne del mundo ya que el animal se criaba en libertad, elegía lo que quería comer, se movía y se criaba naturalmente, produciendo un tipo especial de carne que nos caracteriza en el mundo.
Hoy, en un planeta acorralado por la crisis ambiental global, esa carne tiene un valor agregado extra. Si decidiéramos un plan nacional de producción de carne de primera calidad en praderas, recuperaríamos nuestro lugar en el mercado mundial, obteniendo grandes beneficios económicos, sociales y ecológicos. La ganadería genera muchos más puesto de trabajo que la devastación sojera y muchos más aun, si se estimulara el surgimiento de un gran número de pequeños productores. Por otra parte, lo que Huergo llama 'novillo a corral' es el famoso feed-lot o 'corral de engorde' que, a diferencia del animal criado en pradera produce carne chatarra o carne basura. Carne repleta de antibióticos, hormonas, reguladores de crecimiento, agrotóxicos de todo tipo, etc., etc. Sabrá Huergo ¿que la Argentina, no sólo es la primera en el mundo en muertes de tránsito –debido en primer lugar a la destrucción ferroviaria sin cuya desaparición no habría sido posible la sojización- sino también es en la actualidad, el país con mayor tasa de cáncer en su población? ¿No se le habrá ocurrido al señor Huergo pensar que tamaña tragedia tiene algo que ver con la terrible contaminación por agrotóxicos que ha provocado la sojización y su consecuencia directa el feed-lot?. Este proceso afecta lo que respiramos, lo que bebemos y lo que comemos.
Claro, es probable que este último argumento suene demasiado complejo para la lógica 'simple' de la 'mayor tasa de ganancia en el menor tiempo y con cualquier costo ambiental y social –total no lo pagamos-' que utiliza nuestra sempiterna parasitaria y estéril oligarquía terrateniente. Pese a lo que dice Huergo, la soja no sólo no crea pueblos sino que los devasta y los liquida, como puede verse en las miles de taperas que pueblan hoy nuestro campo y los más de 1200 pueblos abandonados. No sólo no nos saca de la edad media, sino que nos devuelve a ella como lo prueban las actuales inundaciones de Salta y Jujuy –y las anteriores de Salta y Santa Fe y las que vendrán-consecuencia directa de la deforestación y la Siembra Directa.
La 'pobreza' del 'campo' de ellos.
> Por último, de ¿qué paro del campo hablamos?. En todo el país sólo restan 330.000 explotaciones, las que sólo emplean a 310.000 trabajadores en blanco que ganan alrededor de 1200$ mensuales, mientras hay algo más de 700.000 trabajadores en negro que viven miserablemente y trabajan sólo un período del año gracias al 'poroto mágico'. Ambos sectores prácticamente se han visto imposibilitados de defender sus derechos ante el achicamiento descomunal de las fuentes de trabajo que ha producido la sojización y la numerosa destrucción de establecimientos que la acompañaron.
El nivel de ingresos del sector que ejerce el control sobre la propiedad de la tierra y por ende de la producción, es escandaloso y como siempre suntuario. Ya en la campaña 2004-2005 los propietarios de la región pampeana, en el centro del proceso de la sojización, recibieron en concepto de Renta Terrateniente o renta de la tierra por el arrendamiento de las mejores tierras del mundo, la suma de algo más de 3000.000.000 de U$S, más de 10.000 millones de pesos. (2) Es decir una masa sideral de dinero sin invertir ni arriesgar un solo peso. En la actualidad esas cifras son mucho mayores, ya que hoy una hectárea en la zona sojizada de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe o Entre Ríos se vende a razón de entre 15.000 a 20.000 USS y se arrienda -para hacer soja- a razón de 20 Quintales la Ha, es decir unos 600 USS/ha. (3)
Para dar un ejemplo, sólo por arrendar 300 has el propietario recibe un ingreso parásito (sin invertir ni arriesgar un solo peso) de 180.000 USS o unos 570.000 pesos por ciclo sojero. Esa descomunal masa de dinero, imposible de obtener en cualquier otra actividad productiva -y ese es el diseño multinacional para paralizar nuestra reindustrialización- no se destina a mano de obra, ni inversiones productivas, a excepción de algunas cosechadoras o maquinarias importadas de altísimo costo y muchas veces renovadas innecesariamente, sólo por poseer la máquina '0 km'. Sí se invierte, en varias camionetas 4x4 por familia (hasta 6-7 en algunas), en casas suntuarias, en edificios de renta y en 'gatos finos' que ahora hacen su aparición en las localidades de la cuenca sojera, para beneplácito de los productores.
Por el contrario los capataces son echados, indemnizados y transformados en contratistas cuentapropistas con lo cual el terrateniente dispone de las labores sin arriesgar un solo peso, sin incluir costo social alguno y sin tener que poseer un parque de herramientas de alto costo y nivel de mantenimiento, que lo obligaría a tener mano de obra permanente. Sí a eso se suma que la mayoría no paga impuestos o lo hace por actividad ganadera y no agrícola, con tasas irrisorias de impuesto inmobiliario, y que las multinacionales exportadoras pagan impuestos en función de declaración jurada, se comprenderá que la sojización deja muy poca riqueza real, valor agregado productivo en la sociedad argentina. A su vez los trabajadores rurales son echados sin indemnización y contratados en negro cuando se los necesita, muy poco tiempo por cierto.
El hecho que las dos terceras partes de los trabajadores vinculados a la sojización trabajen en negro, tiene que ver a su vez con las necesidades un negocio que evade impuestos o se realiza mayoritariamente en negro.(4) De allí la necesidad casi imperiosa para la economía nacional, de apropiarse de esa renta suntuaria e ilegítima en beneficio de la nación. ¿Qué hará el gobierno con esa renta?, es otra discusión, que no afecta el valor macroeconómico de la medida tomada. Como vemos, poco ha cambiado en la relación de la nación con la vieja oligarquía terrateniente, ahora asociada a algunos pools empresarios. Ella sigue allí y tan poderosa como siempre, pese a que la señora Carrió y algunos medios interesados -y asociados a ella- digan que ya no existe. La oligarquía una vez más, usa su poder económico contra el pueblo y la nación, reclamando quedarse con la totalidad de los precios internacionales para sus productos en el mercado interno, lo que supone, y ellos lo saben, el hambre para el pueblo y la castración de la nación, como lo hizo siempre. Sigue siendo como señalara el maestro Hernández Arregui, que para la SRA, 'esa clase estéril e infecunda, siempre que el pueblo comió vio demagogia.'
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> 1.- Huergo Héctor Clarín Rural, 15-3-08
> 2- Pengue Walter, Agricultura Industrial y Transnacionalización en América Latina. Red de Formación Ambiental. México 2005
> 3.- Clarín Rural 15-3-08, pag28
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¡URGENTE REDISTRIBUCIÓN Y SOCIALIZACIÓN DE LAS RIQUEZAS!
HACE FALTA UNA REFORMA AGRARIA INTEGRAL QUE GARANTICE:
TIERRA, TRABAJO Y SOBERANÍA
ALIMENTARIA PARA TODO EL PUEBLO
FPDS
- RETENCIONES SÍ: A LOS GRANDES TERRATENIENTES Y POOLS SOJEROS, DIFERENCIANDO A LOS PEQUEÑOS PRODUCTORES:
Las formas que va tomando el "paro agropecuario" generan distintas lecturas, según los intereses económicos y políticos que se expresan. Las voces más escuchadas son las de la Sociedad Rural Argentina y el Diario La Nación, que plantean falsamente el problema de "la expoliación del interior productivo" por parte de centros urbanos parásitos; por su parte, también se hace oír el gobierno, que juega a presentarse como defensor de los intereses de la sociedad. Todos: gobierno, entidades de grandes productores, medios de comunicación, hablan del "campo" ignorando a los millones de campesinos pobres, desplazados de sus tierras, perseguidos, arruinados por el desmonte sin control, la explotación minera y el modelo sojero. Como si las intensas luchas en defensa de la tierra y de la cultura ancestral que se expresa en el interior profundo de nuestra patria no existieran, ignoran las fuertes luchas y denuncias que por años vienen desarrollando las organizaciones que integran el Movimiento Nacional Campesino Indígena (Vía Campesina), como el Mocase de Santiago del Estero, o los movimientos de Córdoba, Mendoza y Salta. Por fuera de la disputa gobierno-"campo", ante esa realidad de exclusión, marginación y explotación en el campo expresamos nuestra principal solidaridad.
- LA POLÍTICA DE SOJIZACIÓN
Respecto al conflicto de intereses que se presenta durante estos días, lo primero que hay que decir es que entre el gobierno y los grupos mas concentrados de la actividad agropecuaria hay acuerdos básicos: reducir la actividad agropecuaria a los "agronegocios", decisión que favorece la concentración del capital y arruina a los pequeños productores. La política de los "agronegocios" tiene como principales ganadores a los proveedores de insumos (semillas fertilizantes, herbicidas) sector que esta fuertemente concentrado, cartelizado y trasnacionalizado, y a los frigoríficos exportadores, todos de propiedad extranjera. Quienes desde hace años se han llevado la parte del león de los agronegocios no han sido sustancialmente afectados por medidas económicas y gozan de los beneficios de una estructura impositiva regresiva que se centra en gravar el consumo y la producción, pero no a la ganancia.
Con el aumento de las retenciones a la importación, el gobierno busca quedarse con una mayor porción de la torta, sin cuestionar ni modificar una lógica que ha impulsado durante los cuatro años de anteriores, teniendo en sus manos herramientas que le permitían orientar la actividad agropecuaria hacia la producción de alimentos. En ese contexto, la soja desplazó a las verduras y a la producción de cereales y de carne; destruyó rodeos y majadas, liquidó a medianos y pequeños propietarios rurales que alquilaban campos para mantener sus rodeos, destruyó bosques, desalojó a miles de familias campesinas poseedoras. La política de retenciones a la producción agropecuaria es socialmente justificable, si se la integra a una política impositiva progresiva, que alivie a los que menos tienen y grave a los más ricos. Esto no sucede en el país. Por eso, sería necio desconocer, aún en medio de los planteos de las asociaciones rurales oligárquicas, la legitimidad del reclamo sobre el carácter confiscatorio de las retenciones que plantean los pequeños productores. En una situación muy compleja y tergiversada por discursos engañosos, se han desarrollado estos paros agropecuarios y cortes de ruta donde los pequeños productores han puesto el número e impulsado las acciones mas radicalizadas; mientras las instituciones más conservadoras han puesto el discurso, los paños fríos e incluso la denuncia sobre posibles infiltraciones, frente a acciones que no pueden controlar.
- ¿PARA QUÉ USA EL GOBIERNO LAS RETENCIONES, EL SUPERÁVIT FISCAL Y LAS RESERVAS MILLONARIAS? ¿QUIEN ES QUIEN EN ESTE CONFLICTO?
En los barrios humildes y poblaciones marginadas donde hace estragos la exclusión social estructural, y en los sueldos de los trabajadores y trabajadoras que seguimos por debajo de la línea de pobreza, esta disputa genera el escepticismo de saber que ambos bandos: el gobierno y "el campo", juegan su propio juego al margen de nuestros intereses.
Piquetes de pequeños productores pero también de "4x4", generan lecturas que confunden a algunos y hacen compleja la interpretación política de esta coyuntura. Ante esto, apelamos a un método de análisis sencillo y efectivo: nos preguntamos quiénes en este conflicto expresan a "sectores populares" y quiénes a intereses antagónicos. Entonces leemos, en el campo en nuestro país, la presencia de pequeños campesinos excluidos que defienden su tierra y su cultura, agrupados principalmente en el MNCI, como señalamos; reconocemos que pequeños productores nucleados en la FAA defienden su derecho al trabajo contra una propuesta impositiva de parte del gobierno que no discrimina entre grandes terratenientes y pequeños productores, lo mismo que comerciantes y cuentapropistas que en los pueblos dependen de la economía generada en torno al campo.
Del otro lado, vemos a las entidades oligárquicas que, como lo hicieron históricamente, defienden sus privilegios sin importarle nada más; vemos al gobierno que, aunque decidido a sostener la disputa por el porcentaje de las retenciones con estas entidades "del campo", no sólo no cuestiona el modelo en que se sustenta la explotación agropecuaria, sino que hace de este modelo su principal vía de recaudación, ignorando cualquier perspectiva de reformar las reglas de juego respecto a la tenencia, concentración y uso de las tierras productivas en nuestro país (¡ni hablar de una Reforma Agraria!). Ignorando también cualquier tipo de propuesta de redistribución de la riqueza, que resultaría posible si se involucrara al pueblo en la discusión sobre el destino de retenciones, superávit y reservas millonarias. Completan el cuadro de quienes expresan intereses "antagónicos" al pueblo, la derecha política y comunicacional, dedicada a generar análisis alarmistas y a desgastar al gobierno en esta pulseada interna entre quienes disputan sus intereses al margen de la realidad de los trabajadores y el pueblo. El rol disciplinador y patotero jugado nuevamente por la burocracia sindical de la CGT, con la complicidad del gobierno, y la inicialmente negada y luego confirmada presencia de la gendarmería en Santa Fé, reeditan las limitantes del discurso oficial.
Hecha esta lectura general, es cierto que los medianos y pequeños productores de la Federación Agraria Argentina, decidieron confluir en la protesta con los grandes sojeros asociados a las oligarquías del campo. Esta no es la única confusión: entusiasmados con una situación en la que se le "pega al gobierno" y en función de cierto dogmatismo ideológico, expresiones importantes del campo popular, como la maoísta Corriente Clasista y Combativa, o dirigentes mediáticos como Raúl Castells, saludaron sin medias tintas la "rebelión agraria contra el gobierno"… Humildemente, desde el FPDS creemos erróneos esos posicionamientos, y si bien es necesario enfrentar las políticas de éste gobierno que no apuntan a resolver las necesidades populares, no será aliándose a las oligarquías terratenientes la forma de generar consensos y acompañamiento popular.
Desde el Frente Popular Darío Santillán proponemos una amplia unidad de todos los sectores populares que son víctimas de este modelo económico que incluye la política de agronegocios y que es continuidad del neoliberalismo. Propugnamos un proyecto de país basado en la justa distribución y socialización de las riquezas, que incluya una reforma agraria integral y garantice tierras, trabajo y soberanía alimentaria para todo el pueblo, basado en el protagonismo popular; en la de defensa de nuestros bienes naturales.
1 - MOCASE VÍA CAMPESINA:
Algunas memorias ante las protestas del "campo argentino"
Algunas memorias ante las protestas del "campo argentino"
1- Nosotros, miembros de comunidades indígenas, campesinas y campesinos organizados en territorios, hacemos memoria de que la Tierra es un bien aún lleno de vida diversa, donde la humanidad y los pueblos quieren desarrollar los sentidos de la existencia.
2- Las grandes corporaciones de las cadenas agroindustriales vienen imponiendo a los pueblos y países un modelo de producción alimentaria cuyo único objetivo es la rentabilidad y concentración de la riquezas en pocas manos con la complicidad activa de gobiernos, empresarios y, en el caso del "paro del campo", de los miembros de las cuatro entidades agropecuarias de Argentina.
3- El doble discurso de los dirigentes de la FAA, los ha llevado a un callejón sin salida. Sus prácticas reproducen el modelo de saqueo y contaminación tanto de la tierra, los territorios, como así también de su mentirosa pretensión de representar las luchas más genuinas de los movimientos campesinos en Argentina.
4- Este modelo neoliberal, de saqueo y contaminación, reproducen nuevas formas de colonización y genocidio. ¿Qué hicieron estas entidades cuando en la etapa menemista del neoliberalismo más salvaje desaparecían más de 200 unidades familiares de producción agraria?
5- ¿Qué han hecho y hacen esas entidades agropecuarias ante los asesinatos, cárceles, persecuciones, torturas y enfrentamiento con paramilitares y topadoras que sufren hoy miles y miles de familias de pueblos originarios y campesinos?
6- Dicen hacer el paro por el No a las retenciones y No a la desaparición de los pequeños y medianos productores, pero algunos empresarios y productores que han contratado matones para desalojar pequeños y medianos productores son miembros de esas entidades.
7- Rescatamos algo positivo de este paro de las entidades agropecuarias y sus miembros: se sacaron la careta de luchadores por un modelo de país digno, justo y para todos. Mostraron su verdadero rostro: creen que el país es para unos pocos que obedecen los dictámenes de las grandes corporaciones transnacionales de la alimentación.
8- Estamos en algo de acuerdo: el dinero de todos los impuestos tendría que estar controlado por todos, porque todas y todos pagamos impuestos en la Argentina, no solo los productores y empresarios del campo. Proponemos mecanismos de participación directa tanto de cómo producir riqueza como de la distribución de la misma.
9- Como un primer paso de acuerdos y consensos proponemos que el extra de las retenciones sirva para que no desaparezcan los pequeños y medianos productores, artesanos, artistas, deportistas, etc. Que esos fondos preparen el proyecto de una Reforma Agraria Integral con Soberanía Alimentaria. Estaticemos las exportaciones, que no queden más en manos de las grandes corporaciones transnacionales.
10- Con Vía Campesina decimos que la respuesta a la crisis global del precio de los alimentos: La Agricultura Familiar Sostenible puede alimentar el mundo. Los alimentos no pueden ser objeto de ganancias ilimitadas. La Biodiversidad es una riqueza de los pueblos.
11- Las organizaciones de campesinos, miembros de Vía Campesina, declaran que todos los acuerdos de libre intercambio tanto bilaterales como bi-regionales, llámense Tratados de libre comercio, Acuerdos de libre comercio o Acuerdos de partenariado económico, comparten la misma naturaleza. Estos acuerdos suponen un saqueo de los bienes naturales y sólo benefician a las empresas multinacionales, en detrimento del conjunto de los pueblos del mundo y el medio ambiente.
Secretaría de Comunicación del MOCASE VC
2 - COMUNICADO DEL MCC
A propósito del paro agropecuario
La negación del campo profundo y la ciudad marginada
Los piquetes del desconcierto hablan de campesinos de 4x4, pequeños productores de 300 hectareas de soja y de un campo que no es campo.
Los cortes de ruta diseminados por toda la geografía provincial de la última semana, donde grandes máquinas y algunos hombres intentan poner a consideración pública una supuesta situación de injusticia ante las medidas tomadas desde el gobierno nacional, dan cuenta de la hipocresía profesada a la hora de hablar del campo, de nuestro campo.
Las organizaciones ruralistas (FAA, CRA, CARTEZ, SRA) de Córdoba se paran desde una posición de representación del sector rural hasta con la intención de llegar a un juego maniqueo en la dualidad campo-ciudad. Ellos hablan de un campo de trabajo, de esfuerzo, de productividad, de alimento, que vendría a sustentar el consumismo urbano centrado en el usufructo de los servicios y del confort. Ahora bien, en ese análisis, que es precisamente el que ha generado la discusión en los medios de comunicación, se está negando la verdadera y profunda realidad de la situación actual: la del campo profundo y, si se quiere, de la ciudad marginada.
Mientras estas organizaciones reclaman no más que el dinero que les permitiría continuar con la renovación de los modelos de sus camionetas año tras año y seguir sumando propiedades inmobiliarias en la Ciudad, el campo profundo y la ciudad marginada se debaten su supervivencia.
El campo profundo
Las organizaciones campesinas del la provincia de Córdoba nucleadas en el Movimiento Campesino, venimos reclamando desde hace ya más de ocho años medidas políticas profundas que impidan de una vez y para siempre la extinción del campo. Y aquí hablar de campo es hablar de vida rural, no de negociados rurales.
Empezando por la problemática de la tenencia de la tierra, que precisamente no se soluciona con medidas económicas de retenciones o de recurso para la compra o la venta, sino con el reconocimiento ancestral de la tenencia de la tierra en manos de quien la trabaja. Cuando hablamos de un campesino que comienza su jornada antes que el sol para mantener su producción de alimentos que después de injustas intermediaciones termina en el plato del habitante confortable de la ciudad o del sojero, que precisamente no consume milanesas de soja, o incluso del marginado de la ciudad, hablamos de otra economía, de otra vida que hasta el día de hoy, solo se a digando a luchar para sobrevivir.
Nuestra historia como Movimiento ya vivió piquetes, ya vivió reclamos variados, ya vivió movilizaciones y las seguirá viviendo porque las injusticias a las que estamos sometidos no se solucionan con un paro ni con miles. La posibilidad de que cada familia parada sobre esta tierra pueda acceder a situaciones de igualdad, en armonía con otras familias y con el ambiente del cual somos un elemento más, nos habla de un largo camino a recorrer, que en su debido momento puede optar por los mismos métodos de quienes hoy reclaman engordar aún más sus bolsillos.
El campo profundo, nuestro campo profundo, no el de los que hoy están bajo un toldo mientras sus grandes maquinarias atraviesan el asfalto, ha demostrado que a pesar de las nefastas condiciones estructurales de producción y comercialización, tiene capacidad para abastecer a la provincia de los cabritos de fin de año, de los terneros que se engordan en los feed lots propiedad de los piqueteros oligarcas, de la miel orgánica que corrió la soja de la pampa y tantas otras cosas más. También a demostrado que a pesar de poder movilizarse cada tanto, no abandonará la lucha hasta lograr repoblar el campo en pos de una sociedad más justa, repoblar ese campo que los sojeros convirtieron en desierto con el amparo del sistema económico que rige en nuestro país desde hace tanto tiempo.
El campo profundo reclama tierra. Reclama que esa tierra que es nuestra, sea reconocida por quienes tienen el poder, precisamente como nuestra, como el La Rinconada, La Envidia, Cañada Larga y El Medanito, por citar algunos casos.
El campo profundo reclama que no se destruya más nuestro medio ambiente. Reclama ese medio ambiente donde desarrollamos nuestra vida y que permitirá que nuestros hijos, los hijos de la ciudad y los hijos de los sojeros puedan seguir viviendo.
El campo profundo reclama agua. Reclama esa agua que es nuestra y no tenemos, para poder producir, para que esa agua no se transforme en el petróleo del futuro en manos de Roggio y Suez.
La ciudad marginada
¿Qué se dice de la ciudad marginada por estos días? ¿Por qué no se dice que los piqueteros fashion son responsables de haber depositado miles de campesinos en los bolsones de la pobreza urbana? ¿Por qué no se dice que el sistema judicial actual actúa en sintonía?
Sin duda, no hay políticas para frenar el éxodo hacia las ciudades. Y eso no depende de las retenciones. Que el campo se muera no depende del aumento o la disminución de las retenciones. Depende de un modelo de provincia y de país. La FAA no dice por estos días que sus afiliados, con la complicidad del sistema político y jurídico de la provincia, desaloja campesinos en los departamentos del norte, como en el caso de Doña Ramona Bustamante. Campesinos que indefectiblemente terminarán sobreviviendo en la ciudad marginada, a base de bolsones y planes sociales que se pagan con las retenciones.
La ciudad marginada también esta compuesta por miles de trabajadores rurales que, sojización mediante, quedaron desempleados. ¿De qué economía regional habla la Sociedad Rural de Jesús María? Allí en esa ciudad, imperio ideológico de la expansión de la frontera agropecuaria en el norte del país, desaparecieron los pequeños productores y no precisamente por obra de las retenciones, sino por obra de su propio plan corporativo de concentración de la tierra. No olvidemos que esa Sociedad aplaudía con furia el plan económico de Videla y Martinez de Hoz. En esa misma ciudad hoy, muchas familias están en pie de guerra por ver a sus hijos intoxicarse todas las semanas con los agrotóxicos que los sojeros lanzan sobre sus vecinos, y hasta sobre sí mismos, en un claro ejemplo de barbarie.
En resumidas cuentas, si la ciudad marginada tuviera que reclamar por la utilización del dinero que hoy hay en el país las rutas se cortarían los 365 días del año y en vez de cosechadoras, en el asfalto habría bicicletas como en el 2001.
El principio de la negación
En definitiva las sociedades ruralistas pretenden llevar este juego de reclamos y discursos a un duelo entre el gobierno y ellos, intentando poner al "común de la gente" de su lado y con esa intención niegan la existencia del verdadero reclamo que debe emerger desde la sociedad.
En ese juego la FAA se atribuye la representación de los pequeños productores. Entonces, si un productor de 300 hectáreas de soja es pequeño, ¿qué tipo de productor es aquel que tiene 30 cabras o un sembradío colectivo de ajos y cebolla? Es más, ese mismo eje de análisis nos lleva cometer errores conceptuales que también son el sustento discursivo de este paro. Los pequeños productores de la FAA no producen alimentos en beneficio del pueblo, producen forrajes para la especulación en el mercado externo. Nuestro campo negado en este paro no piensa en el comercio exterior, por eso está lejos de discutir retenciones. Si la patriada ruralista fuera tal no tendría problemas con las retenciones porque produciría para nuestro mercado interno; mercado interno que hoy se caracteriza por las góndolas vacías y los tomates a 10 pesos el kilo.
De igual manera, como se entiende que la FAA que se atribuye la representación del pequeño productor y se sitúa en el rol de la víctima más víctima de este cruel gobierno, genera alianzas largamente sostenidas en el tiempo con la oligarquía terrateniente de la Sociedad Rural. A ver, despacio ... alguien que se insinúa rebelde y contestario, que hasta nos habla de reforma agraria, se sienta hoy a planificar piquetes con la oligarquía golpista ...
Al margen de este y de todos los paros y acciones que realice la alianza sojera, que por una lado despotrica contra el gobierno y por el otro le pide planes, programas y cargos, es necesario que se replantee una discusión más profunda sobre el campo y las ciudades. Y justamente, que en esa discusión lo negado y lo marginado, también sean de la partida.
Norte y Noroeste de Córdoba, 20 de marzo de 2008
Movimiento Campesino de Córdoba
MIÉRCOLES 26 de marzo de 2008 |
Publicamos la opinión del Grupo de Reflexión Rural sobre la actual movilización producida en el campo argentino. Se destacan algunos ejes como la ceguera de los ruralistas que ven como único enemigo al Estado invisibilizando así a las grandes exportadoras que los timan y de las cuales dependen. La cómoda y triste posición de los "progresistas" funcionales al Sistema de la Soja, que ven oligarquías en donde encuentran un campito. Y la suprema habilidad de los campeones de siempre, los Grobo, Bunge, Cargill, a quienes las balas ni les rebotan, porque nadie les apunta. |
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Existe una mezcla de verdades y de mentiras en los discursos de ambos supuestos bandos de este conflicto del campo que está en los diarios y en el paro agrario. Para Lousteau, que debe alimentar un sistema político clientelar insaciable, las retenciones diferenciadas aparentarían ser -aunque mínima- una medida justificada, al menos para buscar recursos y tratar de equilibrar un poco la desmesura de la sojización. Es por otra parte lo mínimo que se podría aguardar de un gobierno como política agraria cuando la Secretaria respectiva está en manos de alguien que no conoce sino de pugilato.
La soja, seguirá siendo un gran negocio para muchos, aunque se eleven aun más las retenciones. De paso el Ministro de Economía le recuerda en el diario al campo que con esas retenciones comprará en el curso del año cuatro mil millones de dólares para mantener el dólar alto. Cuestión fundamental que aparece de modo solapado: el valor del dólar que posibilita una Argentina agro exportadora en que los sojeros hacen fortunas, está mantenido gracias a que todo el país aporta comprando ingentes cantidades de dólares mes a mes para mantener el tres a uno... Pero de esto no se habla o simplemente se lo da a entender solamente como instrumento de presión, frente a los también insaciables que protestan un poco....
Por otra parte, en algo el campo tiene razón de quejarse. Se ha instalado una enajenación respecto a visualizar sólo los finales de las cadenas productivas. Suponemos que tiene que ver con una mirada urbana excluyente y con los intereses de los Agronegocios y en especial de las cadenas agroalimentarias. Resulta evidente que las preocupaciones, las políticas, el foco de atención mediático, etc. están solo sobre los finales de las cadenas. Se visualiza el saché de leche, no al tambero. Se visualizan los silos no las tranqueras. Se ve el final de la cadena, el resto no se considera.
Como GRR, hemos recordado reiteradamente que los derechos a la exportación comúnmente mal llamados retenciones, mal llamados porque lo que se retiene se devuelve y ello aquí no sucede, fueron establecidos por el Presidente Duhalde en el año 2002 para ser pagados por los exportadores. Y aparentemente así es, aunque la trampa es que los exportadores le añaden estos costos a la producción, o sea que violando el espíritu de la Ley, socializarían estas retenciones hacia abajo con los productores e inclusive con los consumidores que somos todos nosotros, porque pagamos las retenciones a la exportación del trigo aparentemente cada vez que compramos pan, con lo cual nosotros y cada productor, pagamos las retenciones con las cuales se mantiene el dólar alto para que el sistema continúe pedaleando, produciendo desempleo, cáncer y devastaciones, así como también dinero para paliar la pobreza que la soja produce y con esa pobreza "clientelizada" se pueda perpetuar el sistema político partidista que sostiene a la Republiqueta sojera minera...
Y lo paradójico es que, cuando los representantes del campo protestan, lo hacen contra el Estado que aplica las retenciones y no contra las corporaciones que, en nombre del Estado y abusando de su rol en la cadena de comercialización, las socializan con ellos. De tal manera que, abrevando en obsoletos criterios antiestatalistas de entraña liberal, hacen causa común con los mismos finales de la cadena que los abusan e invisibilizan, o sea con ADM, con Bunge, con Dreyfus, con Cargill... y la dependencia que sienten hacia las corporaciones es tan grande que siendo sus víctimas, prefieren operar como cómplices y acusar al Estado. ¿Acaso FAA, CRA o CARBAP son exportadores? Entonces, por qué razón van al paro agrario contra un impuesto a las exportaciones sino porque están cubriendo la aberración y la violencia de que las corporaciones les hagan pagar el tributo a ellos?
De hecho, tomemos conciencia que los que protestan por las políticas tributarias son los productores, no son Los Grobo, ni El Tejar, Cargill o ADM los que se quejan. Estos últimos le pagan al productor la tonelada de soja aproximadamente a 165 dólares cuando su precio es de trescientos dólares. O sea que el resto, 135 dólares va para el gobierno como derecho a la exportación. Luego la venden en el mercado de Chicago a 550 y además, generalmente, hacen eso luego de triangularla entre sus propias oficinas para subfacturarla y pagarle lo menos posible al Estado. El negocio de los exportadores y de las empresas a ellos vinculadas, es de ese modo fabuloso. Pero no se detienen allí las ganancias. Los exportadores y sus socios, también y en simultáneo, se transforman en productores de agrocombustibles, de carne vacuna a corral y también de pollos, tal como la empresa AVEX de Los Grobo. Las nuevas y extraordinarias dimensiones de los agronegocios, tales como la Granja Tres Arroyos que faena tres cientos mil pollos diarios, y que participa de los actuales convenios de la Argentina con Venezuela, sube la apuesta productiva a niveles donde solamente pueden jugar las Corporaciones. Los granos con que preparan los alimentos balanceados con el que hacen esa carne producida en forma industrial, también los pagan a 165 dólares como si fuera para exportación, cuando en realidad, esa soja no sale del país como grano, o sea que el alimento de sus criaderos, les cuesta la mitad que al productor común que hace carne, y con el que compiten en el mercado interno. En el caso que hagan biocombustibles estarían pagando como derechos para la exportación tan solo un 20% de retenciones, cuando le sacaron por los granos 45% al productor, o sea que el 25 por ciento es ganancia líquida, y estamos hablando en este caso, de aproximadamente 75 dólares de ganancia por tonelada, producto de una estafa lisa y llana aunque legalizada, que por otra parte no se denuncia, sencillamente por una dependencia ideológica de las víctimas que aceptan sufragar ese precio vil para continuar dependiendo de un liderazgo que viene de larga data.
De esa manera, podríamos afirmar que cualquier política tributaria que se establezca, en los marcos del actual modelo de agro exportación y de producción de commodities, no hace sino, fortalecer la tendencia a mayores cultivos industriales, a la vez que añadir riquezas a los que más tienen, los pooles y las Corporaciones. Las políticas actuales, acrecientan las prácticas de una agricultura industrial sin agricultores ni población en el campo. Las mayores retenciones a la Soja devienen paradójicamente, de esa manera, en una mayor sojización.
Respecto al actual paro agrario, entendemos que no se debería hablar más de la oligarquía, al menos tal como a ella nos referíamos hasta no hace demasiado tiempo, tal como continúan haciendo sectores "progresistas" funcionales al sistema de la Soja, porque en realidad una oligarquía es una clase que tiene poder propio o que tiene poder sobre el Poder y en este caso uno de los problemas de estos ricos ganaderos invernadores es que no solo no tienen suficiente poder sobre el Gobierno o sobre el Estado, sino que ni siquiera tienen la capacidad de negociar más o menos exitosamente con los Frigoríficos o con los Pooles, y por eso el pataleo y las tensiones en las que estamos, sin suficiente conciencia y con discursos antiguos, prejuiciosos y con connotaciones al pasado, en que sobrenadan enormes confusiones y nostalgias de la época en que tenían poder, y en especial en los que no queda claro, aparte de los propios fantasmas, contra quien se pelea o acaso qué es lo que se quiere conseguir. Volver al pasado para ellos es imposible, deberían en todo caso saber negociar en el presente con los gerenciadores del modelo, pero se les mezcla la visceralidad y los viejos discursos se les imponen absurda y patéticamente, sembrando aún más confusión en los escenarios políticos de la Argentina, donde todas las tendencias y vectores parecieran continuar alentando desde diversos abordajes a la Republiqueta Sojera.
GRR Grupo de Reflexión Rural
Marzo de 2008
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